El Canal du Midi

El proyecto de enlazar el Mediterráneo con el Atlántico vio la luz durante el siglo XVII en el sur de Francia. La innovación técnica se combinó con un interés muy poco común por la arquitectura y el paisaje.

Todo ello fue posible gracias a la voluntad de un hombre, el ingeniero Pierre Paul Riquet de Béziers, que consiguió resolver el principal problema: la afluencia de agua de manera permanente y total. Después de determinar el punto exacto de partida de las aguas entre la cuenca atlántica y mediterránea, desvió y captó el agua de los arroyos de la zona y la almacenó en un embalse construido a tal efecto: el lago de Saint-Féréol. Por último, estas aguas se trasvasaron hasta el Seuil de Naurouze, el punto donde se localiza la divisoria de aguas entre el este y el oeste, desde el que se alimentan las dos cuencas del Canal du Midi, una hacia Toulouse y la otra hacia el Hérault y Marseillan.

Obras de arte excepcionales

En el tramo del canal que atraviesa Languedoc se suceden numerosas obras de arte, desde el este hasta el oeste. No se pierda
estos tesoros:

- El túnel de Malpas: el primer túnel del mundo atravesado por un canal, en las inmediaciones del oppidum
(o fortaleza) de Ensérune.
- Las 9 esclusas de Fonséranes: una increíble escalera de agua que permite franquear 21,50 m de desnivel en poco más de 300 m.
- El puente-canal de Béziers: cuando el canal pasa sobre un caprichoso río costero, el Orb.
- Ouvrages du Libron: una original obra de ingeniería que sirve para desviar un cauce fluvial por encima del Canal du Midi.
- La esclusa redonda de Agde: esta esclusa única en el mundo, construida con piedra volcánica, permite la navegación por tres cauces fluviales que convergen en ese punto (el Canal du Midi, el río Hérault y el Canalet).
- La punta de Les Onglous, que preside el viaje como un lugar simbólico donde las aguas del canal se mezclan con las
de la laguna de Thau.