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Animales totémicos

Por todo Hérault, desde el mar hasta el campo, acompañan las fiestas tradicionales para divertirse en familia o entre amigos.
Estos animales fantásticos están muy extendidos en el valle de Hérault y ocupan un lugar privilegiado durante las fiestas locales u otras manifestaciones culturales.

Cuentos y leyendas

La historia de estos animales se remonta a las leyendas de la Edad Media, en las que tenían una función de oráculo o de mal augurio. Por ejemplo, la oruga de Pinet que devora alegremente las hojas de la viña, simboliza las epidemias que azotan la viticultura. Otros animales totémicos, sin embargo, encarnan el bien. Es el caso del asno de Gignac, famoso por haber salvado a los aldeanos del ataque nocturno de ladrones sarracenos. En cuanto al sapo de Bassan, cuya función principal consistió en alimentar a un habitante perdido y hambriento en una noche de tormenta, cuenta la leyenda que no ha cesado de croar desde el estómago de la persona que lo ingirió.

Animales divertidos

Animal totémique - Hérault, le Languedoc © J. Debru
Su forma es, a veces, muy libre y fantasiosa, al igual que su color. Se trata con frecuencia de una construcción de madera recubierta de un colorido tejido. En su interior, se esconden los portadores que hacen avanzar el animal al ritmo de su humor y de la música. ¡Sea prudente, apártese de su camino!

El camello de Béziers

Su origen esta ligado a la leyenda de san Afrodisio, que llegó de Egipto a lomo de un camello en el siglo III y fue el primer obispo de la ciudad. Tras su martirio, el camello fue confiado a los cuidados protectores de un señor de la ciudad. Más tarde, murió el animal, y los habitantes construyeron un aparato de madera que debía circular por la ciudad cada 28 de abril, día de san Afrodisio. En la Edad Media, se abandonó la tradición por considerarla demasiado pagana y, durante la Revolución francesa, el camello se quemó como todos los demás símbolos feudales. Hubo que esperar hasta 1895 para que el camello (¡de una sola joroba!) renaciera de sus cenizas y pudiera continuar su destino.

El asno de Gignac

En la Edad Media, vivía en Gignac un asno muy pequeño que era el hazmerreír del pueblo a causa de su pequeño tamaño. Sin embargo, era valiente y atrevido. Tanto es así que una tarde, consiguió alertar a todo el pueblo con sus enérgicas coces, logrando de esta forma ahuyentar a los ladrones sarracenos que asediaban Gignac. Desde aquella noche, el pequeño asno Martin se convirtió en el símbolo del pueblo.

El potro de Pézenas

Animal totémique, Le poulain de Pézenas - Hérault, le Languedoc © Jacques DEBRU
De camino a las cruzadas, Luis VIII hizo una parada en la hermosa ciudad de Pézenas y decidió confiar su yegua enferma a los habitantes de la ciudad hasta su regreso. Tras largos meses de cruzadas, el rey regresó a Pézenas y descubrió con sorpresa que su yegua no solo seguía viva, sino que además, había dado a luz a un magnífico potro. Para agradecer a los habitantes los prodigiosos cuidados prestados a su yegua, Luis VIII les construyó un potro de madera que, desde entonces, participa en las fiestas de la ciudad.

El buey de Mèze

Le boeuf de Mèze, animal totémique - Hérault, le Languedoc © J. Debru
La historia del buey de Mèze se remonta al año 59 de nuestra era. Una familia pobre, procedente de los alrededores de Béziers, vino a establecerse a orillas de la laguna de Thau (Étang de Thau). Vivía de la pesca en la albufera y de la agricultura, y contaba con dos bueyes que la ayudaban en las labores del campo. Gracias a la llegada de esta familia, se inició un proceso de urbanización que fue el origen de la ciudad portuaria de Mèze. Desgraciadamente, los bueyes murieron uno detrás del otro, y decidieron conservar la piel del último, que era el más hermoso. Sus restos se guardaron como una reliquia, colocados sobre una figura de madera.

La cabra de Montagnac

Hacia el año 1200, la mujer del cónsul de Montagnac padecía una extraña enfermedad que ningún médico había logrado curar. Llegó entonces al pueblo un hombre de aspecto feliz, vestido con harapos y acompañado de una bonita cabra blanca. Los vecinos no tardaron en preguntarle el origen de su buen humor, y este les explicó que su cabra daba una leche con poderes mágicos y curaba todas las enfermedades. El cónsul de Montagnac prometió una recompensa al vagabundo si conseguía curar a su esposa, y este le entregó la cabra, a condición de que fuera alimentada únicamente de sarmientos y de uvas, para así conservar los poderes milagrosos de su leche.

Otros animales totémicos de Hérault

Hérisson de Roujan - Hérault, le Languedoc © J. Debru
  • La urraca de Abeilhan
  • El mújol de Balaruc-les-Bains
  • El sapo de Bassan
  • El asno de Bessan
  • El pulpo de Boujan-sur-Libron
  • El lobo de Loupian
  • La oruga de Pinet
  • El erizo de Roujan
  • El cerdo negro de Saint-André-de-Sangonis
  • El carnero de Saint-Jean-de-Fos
  • El ciervo de Servian
Libro
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